La original fachada, muy sencilla, se impone por la caprichosa moldura. El interior, grandioso, a tres naves medidas por amplias columnas, revela la huella del genio de Filippo Brunelleschi que lo proyectó alrededor de 1445.
Es una relaboración más monumental y armoniosa del interior de S.Lorenzo. Muy sugestiva es la fachada interna hecha por Salvi d’ Andrea alrededor de 1485, cononada por un amplio óculo decorado por una vidriera hecha sobre dibujos de Perugino. El suntuoso altar mayor, dominado por un pabellón, es una obra de mármoles polícromos y bronce de los primeros del 600 hecha por Giovanni Caccini.
En esta iglesia se admira un hermoso crucifijo de madera trabajado por Michelangelo en su juventud. En la nave de la izquierda se encuentra la entrada de la sacristía, precedida por un magnífico y monumental vestíbulo, dibujado por Simone del Pollaiolo, llamado el “Cronaca”.
La sacristía es un noble ambiente de la fin del 400, proyectado por Giuliano de Sangallo. De belleza singular son los capiteles decorados del primer órden de pilastras, algunas de las cuales imputadas al cincel de Andrea Sansovino. Desde S. Spirito, a través de calle S.Agostino y luego por calle S.Monaca, se llega hasta la iglesia de S.María del Carmine.